testimonio
Mi nombre es Margot  Vives, tengo cincuenta y nueve años.   Tengo, o más bien dicho, tenía Esclerosis Múltiple.
        A continuación cuento mi historia por si le sirve a alguien que padezca de esta misma enfermedad, o de cualquier otra, pues todas las enfermedades empiezan por la psique y por ahí mismo se va.
 
        A los diez y siete años me operaron de apendicitis. Por consecuencia de la anestesia me comenzaron a dar ataques de neuralgia al trigémino.  Después que se acabaron los ataques de neuralgia, quedé propensa a enfermedades, los médicos no se lo explicaban y nunca encontraron una causa real a mis males.  Debido a que fui siempre muy regalona, me permitieron hacer todo lo que quería y dentro de este contexto, entraba una muy mala alimentación, ya que lo único que me gustaba eran chocolates, huevos fritos y plátanos con leche.  Todo esto sucedió en Chile.
 
        Me fui a vivir a Alemania, allí comencé a los treinta y cuatro años con problemas sensitivos.  El dedo gordo del pie izquierdo no se sentía, en el transcurso de varios meses fue subiendo esa sensación hasta la cadera, cuando me duchaba me quemaba con agua fría y no sentía el agua caliente.  Se fueron multiplicando los síntomas, me hicieron una histerectomía y nuevamente empezaron los ataques de neuralgia al trigémino, éstos duraron tres meses.  
        Para acortar el cuento, me mandaron de clínica en clínica, pensando en todo, pero sin encontrar nada.  Me pincharon de la cabeza a los pies con agujas eléctricas, me sacaron liquido de la columna y hasta me dijeron un viernes que creían en un cáncer de la misma, estuve todo el fin de semana con cáncer. Gracias a Dios, el lunes me aclararon que yo no tenía nada de nada.  
        Muy contenta con tanta salud, pero todavía con muchos dolores y problemas, me fui a mi casa.  A finales del año 1987 me propusieron mandarme a la clínica del dolor en Wiesbaden, a lo que me negué aduciendo que no quería que me quitaran síntomas de algo que no sabía lo que era. Nunca perdí la esperanza de que alguien me encontrara lo que tenía.
 
        El año 1990 volví a vivir en Chile. Ya no necesitaba trabajar, me dediqué a aprender tai chi, a caminar y andar en bicicleta. En el año 1992 subí un cerro altísimo del pueblo donde vivo.  Ahí empezaron mis verdaderos problemas, tuve la crisis más grande que he tenido, empecé a perder el ojo izquierdo, ya casi no podía caminar, el equilibrio me fallaba, estuve realmente mal.  
        Hice un curso de Control Mental Silva, reanudé el tai chi, todavía no tenía Internet, por lo que me conseguí libros de USA y Alemania acerca del MS. ¡Ah!  Se me olvidaba decir que por fin en una clínica en Santiago me hicieron una resonancia magnética y con mucha pena me comunicaron que tenía Esclerosis Múltiple. Encontraron muy raro que yo me alegrara, pero ¡por fin! sabía contra qué tenía que luchar y como decía, me dediqué a estudiar esta enfermedad.  
        Me conseguí una dieta, que es la que todavía sigo haciendo, nada de carne, ni roja ni blanca, sólo pescado, alimentos integrales, fruta, verduras, legumbres  y mucha agua, como dos litros diarios.  Empecé a tomar vitaminas, mucha vit. E, Lecitina de Soja y también comencé con la orinoterapia.
 
        A fines del año 2000 me mantenía bastante bien con todas las terapias naturales, control mental y tai chi, pero desgraciadamente tuve un problema familiar y me vino una crisis fuerte, me internaron en una clínica con cortisona a la vena, remedios orales y de los otros para los dolores. Todos estos magníficos tratamientos me produjeron una úlcera y finalmente un orificio en el intestino.  Yo me despertaba todos los días diciendo:  mañana voy a estar mejor, pero no fue así, estando en mi casa, cada día comía menos, al final sólo me alimentaba con alimentos de astronautas, ya no me podía parar.  
        Un día amanecí con un ataque de inteligencia y decidí que me tenía que ir a una clínica, ¡gracias a Dios! que me iluminé temporalmente y me llevaron a Santiago muy a tiempo, me quedaba sólo un litro de sangre en el cuerpo.  De la úlcera sangrante se salió toda la sangre por un orificio en el intestino (provocado por adelgazamiento del mismo, debido a tanta cortisona y medicamentos).
        Me cortaron varios centímetros del intestino y finalmente volví a mi casa.  Decidí tomar la sartén por el mango y mandar a todos los médicos a freir monos en barril de espárragos.  Me compré una carpa y me fui al Valle del Elqui (un lugar esotérico muy especial que hay en Chile), me acompañó una amiga en su carpa, me llevé a mi perrita y estuve viviendo en contacto con la naturaleza durante una semana, ahí llegó mi suerte vestida en un señor que me fue a preguntar que hacía yo ahí sola y si no tenía miedo, le dije que no.  Me miró muy sorprendido y me dijo:  ¿pero que hace por estos lados?  Le expliqué que tenía una  enfermedad y que quería sanar en contacto con la naturaleza.  Se largó a reir y me dijo:  aquí está perdiendo el tiempo, mejor vaya al otro lado del valle y visite al sanador que vive ahí.  
        Como no creo en las casualidades y sí en las causalidades, levanté carpa y partimos dónde el sanador.  Cual no sería mi sorpresa cuando me enteré que sanaba con abejas.  Me dejé pinchar tres días consecutivos y él me dijo que volviera en diez días, a lo que aduje que yo venía de muy lejos y no podía.  Me quedé muy pensativa y no sabía que hacer, nuevamente me vino uno de esos chispazos de inteligencia que guardo para estos casos y decidí comprar abejas y aprender a usarlas. 
 
        Al principio me dejé guiar por mi instinto y ubiqué los puntos de picadas por los chakras, después me metí en Internet y tuve ayuda de muchas buenas personas.  Como ya sabía, me dediqué a pinchar a otras personas, así aprendí más, pues ayudando a otros uno se ayuda a si mismo.  Me he pinchado en todos los puntos inimaginables, pero aquí estoy, en perfecto estado de salud y ya no me pincho desde hace dos meses.  Eso sí, sigo con mi dieta, la orinoterapia, tai chi y creo que seguiré pinchándome para la circulación sanguínea, por supuesto que tomo jalea real y propóleos todos los días, uso la miel como edulcorante, no consumo azúcar.
 
        Creo que debo agregar que mi vida es tranquila, no hago lo que no me apetece y estoy en franco desarrollo personal.  Doy clases de tai chi, sigo practicando la apiterapia a personas que lo necesitan.  Todo esto me mantiene ocupada y feliz.
 
        Me atrevo a decir que le gané a la Esclerosis Múltiple, una es dueña de su cuerpo, no la enfermedad.  Nacimos perfectos, así nos hizo Dios, tenemos la obligación de mantenernos en este estado.  Agradezco el haberlo comprendido a tiempo.  Si alguna persona con EM quiere contactarme, mi mail es Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. , tendré mucho gusto en contestar, pero por favor indicar en asunto MS, para que no borre el mail sin leerlo por si fueran virus.
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